miércoles, 27 de abril de 2011

EL VISITANTE


El Visitante

Un cuentito de Leo Mondragón


Acabo de llegar. Tendré apenas escasos 10 minutos que llegue a este planeta al cual ustedes llaman hogar. Por alguna extraña razón, la nave en la cual viaje me dejo en el lugar más insano de la tierra, a una cuadra del mercado Municipal en Cd. Renacimiento, Acapulco. En cuanto me baje de la nave invisible de mi padre, sentí como el calor del ambiente me pegaba con mano dura la cara. Me tope con un tránsito terrible, del aire impuro a mi alrededor sentí como las celulas de mi aparato respiratorio se inundaban con agentes bacterianos y microorganismos de todo tipo, por el hedor a aguas negras que reinaba en el ambiente. Las masas de transeúntes pasaban y apachurraban mi cuerpo, me pisaban mis sandalias, ensuciaban mi túnica, hasta trataron de carterearme, también sentí una mano de alguien que me apretó las nalgas muy quedito…que horrible lugar! Decenas de autos atorados en el trafico, la gente enojada y fastidiada por el calor, el terrible olor, el ruido estruendoso de la calle, de los puestos de música pirata, los gritos de los vendedores ambulantes, mezclados con el ruido de los autos y la gente que pasaba, imagínense, el peor escenario para llegar de nuevo al mundo. El peor de los escenarios.

Pero bueno, estaba aquí por un solo objetivo. Empecé mi encomienda.

“Ieshúa oeb otja!” Yo les amo! Les decía a los transeúntes que pasaban por ahí. “Mi nombre es Jesus Cristo y soy la luz del mundo!” les dije en mi idioma. Nadie me reconocía. Todo mundo andaba en su propio pedo. Muchos ni me volteaban a ver, tapándose la nariz por el inmundo olor a caño en el aire. No entendían mis palabras, pues aquí no hablan Arameo, a duras penas hablan español a medias. Puta madre!!! Donde diablos vine a parar… Que hago, me pregunte? Ya sé, voy a peguntar por Jerusalén, a ver quién me dice como le hago para llegar ahí.

“Yerushalayim, Yerushalayim?” Le pregunte a un sr. que venía abriéndose paso entre la gente con medio puerco abierto en canal cargando en la espalda. Se me quedo viendo feo y me dijo “Quitate guey, golpe avisa !!!” apretó el paso y como pudo se hizo camino entre la gente con su sangrienta carga.

“Yerushalayim, Yerushalayim ?” le pregunte a una Sra. gordita que iba pasando con dos niños bien mugrosos y moquientos. “Lárguese de aquí viejo cusco!” me dijo mientras me enterraba su fiera mirada llena de enojo, tal vez pensaba que me le quería acercar a sus hijos. Que torcida mujer, pensé! Un perro callejero lleno de sarna me empezó a ladrar. Alce mi túnica para que no se ensuciara con las aguas negras de la calle y me cruce rápidamente hacia la otra banqueta. La fétida agua invadió las suelas de mis sandalias y sentí el agua puerca chacualoteando en las plantas de mis pies. Que asquerosidad! Pero mi padre me había advertido que no sería una misión fácil, así que proseguí con mi encomienda.

Decidí intentar otra cosa. Empecé a predicar a la gente que pasaba. Se acerco un viejito con mirada cabizbaja y le dije, sonriente y con las manos alzadas al cielo “Baruj ata adonai eloheinu melej haolam!” (Bendito sea nuestro señor rey del universo!) El viejito se me quedo viendo raro, pero al ver mi túnica a lo mejor pensó que era uno de esos ricos estrafalarios…me pidió 10 pesos. “ándale, buen hombre” me dijo jaloneando mi túnica “aliviana para una cervecita…ándale, que te cuesta… se un buen hombre…” no sabía que decirle. No traía dinero. El viejito me hizo una mueca enseñando su boca con negros dientes. “Pinche codo” me dijo y se fue.

Y así anduve un buen tiempo, preguntando a la gente por Jerusalén, y tratando de predicar, pero nadie me daba razón de la ciudad, y nadie me contestaba nada. Llegue a pensar que todos en esta comunidad creían que estaba loco.

Vi que se acerco un micro bus…me subí y le pregunte al chofer “Yerushalayim?” el chofer me vio de reojo y se le quedo viendo a mi tunica blanca, ya sucia, con su mirada nublada por el humo de cigarro que se estaba fumando. Me dijo “Voy a la PRD segunda sección, son 5 pesos. Paga cuando te bajes”. Volvió a fumar mientras arrancaba el micro y ahí estaba yo en medio, no sabiendo donde me llevaba este personaje…ni que hacer, todos me miraban bien raro. Yo aproveche que toda la atención de esas personas estaba sobre mi y les exclame “Baruj ata adonai eloheinu melej haolam!”

Todos se me quedaron viendo como si fueran autistas…

Chale, me dije a mi mismo, qué onda con esta pinché gente…Que onda!

Me pregunte porque mi padre me habrá echado de casa de nuevo para traerme a esta chingadera que ustedes le llaman hogar. Hogar, no mamen…en verdad. Miren que han hecho de su “Hogar”. Autistas, gente cargando puercos muertos entre la multitud, smog, aguas negras en la calle, carteristas, micros, choferes fumadores…

De repente me sentí cansado. Tome asiento y deje que el micro me llevara a donde fuera. Me sentía miserable, tenía hambre y sed. Afuera hacia un calor del demonio y se multiplicaba dentro del micro. El sr. flaco junto a mi se cargaba un olor nauseabundo a alcohol y a orines. Atrás una chava no mayor de 15 años trataba de meterle su flaca chiche a la boca de su crió que no dejaba de llorar. Una pareja de estudiantes de la secundaria iban sentados hasta atrás fajando al por mayor.

Esta era la tierra? Dios padre, porque me enviaste aquí de nuevo! Siempre te manchaste conmigo desde el principio. Yo pensé que había expiado mis pecados en la primera vez que me enviaste a este nido de ratas, pero regresarme de nuevo? A que chingaos? Porque! Porque yo!

Mis tripitas se venían comiendo entre sí. Por fin, el micro llego a quien sabe que rincón inhóspito de este infierno y se paro. “La base!” grito el micro bucero y se bajo. Como no traía dinero, me salí por la puerta de atrás y me fui corriendo calle abajo mientras el micro bucero me gritaba “Hey, paren a ese gorrón, gorrón!!! No pago su pasaje!!!”

Corrí varias cuadras sin parar. Cuando me canse, voltee para ver que nadie me perseguía. Me senté a la sombra de un pequeño arbolito a descansar, como en los viejos tiempos, pero bajo otras pinches circunstancias…Dios padre! Porque me enviaste aquí de nuevo! Mis pies olían re-feo. En eso, paso un pequeño automóvil. El conductor se me quedo viendo, avanzo unos diez metros y se paro, echo el coche de reversa, y me pregunto “Hey, Señor, se encuentra bien?” sí, estoy bien. Solo busco un lugar donde descansar y asearme le conteste. El hombre se bajo de su auto y fue hacia mí. “oiga, usted no es de por aquí verdad, que hace en esta colonia? Le doy un raid? Yo voy al otro lado de la ciudad…venga, súbase, lo llevo”

Me le quede viendo a esta persona y supe que sus intenciones eran buenas. Me ayudo a subir al auto.

En el camino me pregunto mi nombre. Soy Jesús, le conteste. Le pregunte el suyo pero no me lo dio. Le volví a preguntar y vi que me miraba con los ojos desorbitados. Frente a nosotros se acercaba una camioneta de redilas con la cual íbamos a chocar. Ve el camino hombre, le grite, aguas!!! El hombre reacciono en tiempo y se hizo a un lado, parando el auto.

Jesús, eres tu verdad, eres Jesús, “EL” Jesus?

Si, soy yo, Jesús! Estaba feliz de que alguien por fin sabia quien era yo. No lo puedo creer, me dijo el hombre, no lo puedo creer! Así estuvimos un buen rato, el de incrédulo muy emocionado y preguntando cosas, mientras yo añoraba un baño caliente y una buena comida. Le dije que necesitaba urgentemente descansar. Me dijo que me llevaría a su casa, ahí podría descansar y asearme. En el camino, tuvimos una larga charla, en la cual me estuvo insistiendo que a pesar de que le daba todo el gusto del mundo saber que si existía y que había regresado, que ahorita no era buen tiempo de que me apareciera en el mundo. De tal platica, lo que recuerdo, fue más o menos así, casi un monologo porque este hombre hablaba hasta por los codos:

“Mira Jesús, no te quiero desanimar, pero aquí, en la tierra, ahorita vales mas muerto que vivo. Yo se que se escucha culero pero no hay otra forma de verlo. Te voy a explicar por qué.

Mira, ponte a pensar, que haría el Papa en el vaticano si un día nomas llegas y te bajas de un taxi y vas y te presentas con su majestad el pinche papa. Imagínate Jesús, vas a llegar y le vas a quitar el poderío inmenso que tiene sobre el mundo católico, con tu doctrina verdadera de humildad y amor por el prójimo…eso es lo que menos les interesa. Para ellos, esto es un bisne, y un bisne muy, muy bueno, estamos hablando de miles de millones de dólares que se estarían desviando de sus manos a las tuyas, bueno, siendo el caso de que a ti te pusieran al mando de la iglesia…eso no les conviene a ellos. Hay demasiados intereses. Además le tendrías que entrar a su círculo sucio de amantes de los niños, si sabes a lo que me refiero…y en esas mismas, están los cristianos, los mormones, adventistas, los testigos de Jehovah, los sabatistas, todos te aclaman a ti pero la neta, NINGUNO de ellos realmente quiere que regreses, ninguno Jesús. Al momento que sepan que estas aquí de nuevo, me cae que le ponen precio a tu cabeza y te mandan desaparecer. Y si contratan a matones de Michoacán, pues no nomas te matan, también te harían cosas terribles, como desollarte y envolverte ya muerto con tu misma piel, como un auto-envoltorio fúnebre…tu dirás mi buen.

Y si vas al otro lado del mundo, peor. Allá los millones de musulmanes nomas están esperando que te aparezcas para montarte en una estaca por infiel. Y a poco no crees que los viejitos esos mugrosos Judíos Ortodoxos no te volverían a echar de Jerusalén? En buen pedo? Y luego los sirios y los árabes, esos son como animales que solo creen en el dios petróleo! Allá no te va a ir nada bien. Luego si te vas a la China allá si te cortan en pedacitos para venderte en su arroz ese feo que hacen…o si te va bien te destierran al desierto de Gobi en donde allá si tendrás FRIO…mucho, mucho FRIO…”

Yo escuche atentamente todo lo que me decía este hombre, no sabiendo que contestarle, pero dentro de mi, sabía que tenía razón. En su humilde manera, me había descrito todo lo que estaba sucediendo en el mundo actual. Un gran pesar se cernió sobre mí.

En eso, llegamos a su hogar, nos bajamos del auto, y me dirigió a su baño, me dio toallas frescas y me pude asear a todo dar. Mientras me bañaba escuche que me dijo que afuera tenia ropa limpia la cual podría usar, que a lo mejor me quedarían un poquito grandes porque él estaba más llenito, pero que estaban limpias y frescas. Dios padre, este hombre no dejaba de hablar! Por fin me dejo solo para disfrutar mi baño. Tome un largo baño. Al salir de la regadera, me seque con la toalla, que delicia! En la cama encontré un par de Levi´s 501 y una camisa a rayas de manga corta. Mis sandalias estaban limpias en el suelo. El buen hombre las había enjuagado. Que detalle tan más chingon!

Al salir, vi que tenía muchas pinturas en sus paredes, y le pregunte si eran suyas, si él las había pintado. Me dijo que si! Grave error, ya que se paso como media hora explicando sus técnicas de expresionismo abstra-no-se-que y lo que quería transmitir a través de ellas. Yo las mire y la verdad no les encontré mucho chiste, a lo mejor porque tenía mucha hambre y esto no me dejaba pensar correctamente. El hambre y el arte no se llevan entre sí. Es una ley universal. Cuando termino, me llevo a su cocina en donde me preparo rápidamente un delicioso sándwich de jamón con rodajas de jitomate, mucha lechuga y aderezo de mil islas. Me acerco un enorme vaso de leche bien fría. Wow! Comí tan bien! Todo esto mientras me platicaba no se qué y yo fingía escucharlo atentamente, pero la verdad es que estaba disfrutando mi comida tan rica!

Al terminar, le dije, “Buen hombre, me has alimentado, me has platicado, y ha llegado la hora en que tengo que seguir mi camino. Yo sé que no será una labor fácil regresar al mundo, decirle a la humanidad que he regresado, y que me acepten de nuevo! Solo sé que tengo que hacer mi lucha, mi padre me ha enviado, y tengo que cumplir. Bueno, pues me tengo que ir buen hombre, gracias por la comida y las recomendaciones.” Suspire fuertemente, me pare, y me dirigí a la puerta.

Antes de salir, le dije al buen hombre “Quiero que sepas que cuando llegue tu tiempo, te recordare. Ah, y por cierto, gracias por los alimentos, me cae que cocinas chido, y mira no te vayas a sentir, pero pintas del mega, mega nabo...”

El me sonrió y se empezó a reir, “Lo se Jesús, pero que le voy a hacer, también estoy haciendo mi luchita, no? ”

Me le quede viendo un rato, luego le di mi bendición, un beso en la frente, y salí a la ciudad. La tarde empezaba a caer. Con el espíritu lleno, salí a proseguir mi encomienda.

Tal vez la humanidad si tenía esperanza después de todo.

Fin.