martes, 6 de diciembre de 2011

FLORES PARA UN TANGO

"Flores sobre fondo blanco" oleo sobre lienzo, firmado y fechado Dic. 2011 por Loeo Mondragon


FLORES PARA UN TANGO
Por Leo Mondragón
Esa noche andaba yo tristeando por la casa, no sabiendo que hacer. Cuando no se qué hacer me da por tristear. Pensé en escribir. Abrí la lap y el Word. Me quede unos segundos viendo parpadear el cursor. No se me ocurrió nada. La cerré. Fui a la cocina, abrí el refrigerador, no se me antojo nada. Prendí la tele, nada interesante. Fui a verte a nuestra pieza, estabas durmiendo, como siempre. Como siempre a las dos de la mañana. Tú no tienes la culpa de mi maldito y puto insomnio. Le eche un ojito a Anselmo, mi ardilla bebe. Dormía plácidamente en su cajita, todo despatarrado entre sus trapitos, soñando quien sabe que. Nadie imaginaria que así duermen las ardillas bebes. Salí al balcón a ver la ciudad. Todo callado, ni el viento hacia ruido. Las olas del mar a lo lejos apenas suspiraban, cuidando el sueño de sus peces. Un gato anda por ahí en el jardín, merodeando. En lo alto, la luna y las estrellas me decían que no les preguntara nada, que su misterio no se me iba a revelar, ni esa, ni ninguna de sus noches. Pues al diablo con ellas, pensé. Que las descifren los inteligentes.  El Hawkins y esa bola de todos ellos.
Ya sé! Voy a pintar!  Entro a mi estudio de pintura. Preparo un lienzo con gesso, y me siento a ver como se seca.  Enciendo un cigarrillo y espero, mientras pienso. Pienso en que pintar. Que pintare? Mi I Pod anda por ahí. Lo tomo y escojo una lista de reproducción. Tangos de Carlos Gardel. Le pongo play a “Volver”
Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor…
Que canción! Sus notas me llenan el alma! Cierro los ojos y me imagino en Buenos Aires en los años 20´s, cantando en algún café del Barrio Montserrat, elegantemente vestido con sombrero de cintilla negra y copa mediana, mancuernillas de plata Uruguaya brillando a través del denso humo de cigarrillo y el olor a tinto y Chanel…
La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.
 
Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.
Mientras fumo mi mente me pregunta qué diablos hago en este siglo. En este país. En este estado. En esta casa. En este año 2011 próximo a cumplir 43. Que hago a estas altura de mi vida, frente a un lienzo en blanco, a las dos de la mañana, solo en mi estudio sin más compañía que un lienzo mas virgen que la más pura virgen y unos colores que gritan dentro de sus tubitos “sácame de aquí!!!”
Me apiado de ellos. Con esmero y delicadeza, tomo solo cuatro colores, blanco de titanio, rojo alizarina, magenta y bermellón.  Y empiezo a pintar. Voy a pintar unas flores. Mis flores. Mis flores personales, personales, tan personales como la historia de mi vida misma. Pequeños y hermosos brotes de color unidos por delgadas líneas negras que son las ramas. Frágiles.  Tan frágiles, como un soplo es la vida...
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
 
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
 
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
Y así las pinto, mis flores, sobre fondo blanco, llenas de color en esa noche negra, negra, sombría y a la vez tan cálida, llena, llena de ti y tu recuerdo, tu recuerdo que me baila y me envuelve, como un tango de Gardel.
Limpio mis pinceles, y voy a dormir…