jueves, 4 de agosto de 2011

LA VENGANZA DE MIS PANCITOS

Un cubilete, un nido, y lechita sobre mantel bordado

LA VENGANZA DE MIS PANCITOS
Por Leo Mondragon


Ya esta! Se ven bien! Tomo la cámara y flash! Ahí están en la pantalla captados para siempre mi nido, un cubilete, y mi vasito de leche. Ja! Se ven muy bien! Los contemplo un rato, me gusta la composición de la foto, llena de colores alegres…alegres…alegresss…al-egres…a-ele-eg-res. Llenos de alegría. Alegría! Y además olían bien. Wow! Esta merienda va a estar de mega lujo! Estoy muy contento. Acerco la silla  a mi mesa y me siento, listo para merendar!

En eso, de la nada, me asalta un terrible pensamiento. Me pregunto si mis pancitos saben que me los voy a comer.  Ellos no han de estar alegres. A lo mejor están aterrorizados! No! Y qué tal si se están cagando de miedo? Y si están temblando de terror! Los veo ahí en mi platito y me los imagino hincados y rezando, suplicándole a sus Dioses que les concedan un único deseo, el de vivir!

Dios mió…que terrible muerte les espera. Sentí mucha compasión por mis pancitos. Me les acerco y les digo cosas para tratar de aliviar su alma:

Yo: No se preocupen, todo estará bien! el fin será rápido e indoloro!

Ellos: Guey!!! Indoloro? No manches, nos vas a masticar! Crees que eso no dolera?

Yo: OK, lo acepto, será un poco doloroso, pero tratare de comérmelos despacito para que no les duela!

Ellos: Despacito!!! Ja!!, vaya que tienes cerebro…no manches! Así vas a prolongar nuestra agonía! Mejor métenos de nuevo en la panera y ahí nos dejas vivir para siempre!

Yo: Oh! Chingaos! Pues que quieren! Yo  también estoy en un aprieto aquí saben, me los tengo que comer, tengo hambre y ustedes huelen rico!

En eso, mi mujer, que estaba a tres cuartos al fondo, me dice desde lejos “con quien hablas amorcito?”  Santo Dios!  Como me pudo escuchar! Me quedo asombrado! No puede ser! Sus oídos deberían de trabajar para una de esas agencias secretas que estudian los sonidos que vienen del universo…del universo muy lejano…
-Con el Santo Niño de Atocha! Le contesto -me vino a visitar! Ella se queda callada. No le gusta que sea sarcástico.
Vuelvo a mis pancitos. Ahora se estaban abrazando y titiritando de terror.

-no nos comas por favor! Solo somos unos indefensos pancitos, no le hacemos daño a nadie! No seas cabron, déjanos vivir! Por favor!
Empecé a sentir compasión por mis pequeños amigos. Tenían razón, no le hacían daño a nadie!

-Ok, ya dejen de llorar, los meteré en la panera y mejor me como unos Corn Flakes, pero por favor, dejen de lloriquear, si? Parecen nenitas ahí todos abrazaditos…

En eso llega mi mujer a la mesa.
-Ya estuvo! a ver, con quien hablas?

Me le quede viendo asombrado, no la escuche llegar. Me dio la impresión que llego flotando en el aire. 
-Con nadie Xitlaly! ya ves! No te digo! tu escuchas voces dentro de tu linda cabecita!

-No me hagas guey amorcito! A ver, donde está el celular?




-Se fue de vacaciones a Madrid…
-No te hagas el chistocito amorcito! me dice riéndose y tratando de encontrar el aparatejo entre mi ropa. Siempre la hago reír. Tal vez por eso me quiere tanto. De repente se para, acerca su rostro al mío, y me ve derechito a los ojos.
-Estás hablando de nuevo con tu comida verdad?
-Claro que no! Como crees?  Le mentí.
-Claro que estás hablando con ellos…con tus pancitos!

-Estas mal! cuales pancitos?

-Estos!

Toma el platito con mis pancitos. Agarro el cubilete con las yemas de sus deditos porque al parecer se estaba pintando las uñas, y lo acerca a su boca.

-A ver, dime, que te decía este pancito? Vi como el cubilete se retorcía ferozmente tratando de liberarse de la garra opresora de su antagonista.
Santo Dios! Mi cubilete estaba en terrible peligro, esto era serio! Trate de actuar normal. Cualquier error mío enviaría a mi pancito a una muerte espantosa y segura. Me le quedo viendo serio a mi mujer.

-Xitlaly los panes no hablan!  no seas infantil.
-Claro que hablan, ve este me está diciendo “cómeme mi dulce y bella doncella cómeme!” jugaba con mi cubilete moviéndolo en el aire y moviendo sus caderas, haciendo como si fuera a morder mi pancito…
-El pancito no te está diciendo nada Xitlaly, lo sabes, ven, déjalo en el platito y ve y sigue pintándote tus uñitas…anda…que te están quedando bonitas…

-No me iré!- me dijo sonriendo, y en eso, zaz! que le da una mordida a mi cubilete!
Yo la vi horrorizado sin poder hacer nada. No podía! No podía des-encubrirme y que se diera cuenta de que estaba hablando con mis pancitos, creería que estoy loco! Me sentí fatal, traicionero, con las manos amarradas viendo como se comían a mi protegido. Clarito vi como mi cubilete gritaba de terror mientras los dientes de mi mujer descendían en cámara lenta sobre el. Dentro de mi mente escuche sus pequeños huesitos desquebrajarse ante la presión de la mordida,  escuche su minúscula voz gritando de dolor mientras era ferozmente despedazado y triturado en esa mordida.

-Umnta! , sabes, como que este cubilete está un poco duro, a ver, voy a probar el nido. Dejo el cubilete en el plato y agarro el nido.

No!!!!!!! Grite dentro de mí! Vi como al nido se le fue el color mientras clamaba misericordia! Sin más ella le dio una mordidota mientras el nido se desmayaba  en su mano, vencido por el escalofriante horror de su suerte.

-Um um! Este está mejor, si, ummm si! sabe rico amor! A ver, dame lechita…acerco su cara a la mía, tomando lentamente de mi taza.

Mientras bebía se me quedo viendo a los ojos muy cerquitas, como tratando de descifrar que estaba pensando, o sintiendo, después de haber mutilado a mis pequeños amigos. Yo no emití sentimiento alguno, pero por dentro mi corazón estaba destrozado…tendría que cargar con el peso moral de estas  pequeñas muertes por el resto de mi vida…

Claro, para ella solo eran pancitos. Pero eso era precisamente lo que ella trataba de descifrar en mi mirada. Mientras masticaba lentamente los pedacitos de mis protegidos, entrecerró los ojos y me dijo muy cerquita al oído con su vocecita sensual de “femme fatale”  –que ricos pancitos amor, bueno, me voy a seguirle a mis uñitas, te espero en la camita chiquito, no tardes!  Me dio un besito y se fue, así nada más, moviendo sus caderas y volteándome a ver coquetamente antes de desaparecer en el hall.
En la mesa, solo dejo atrás muerte y desolación. Mis pancitos maltrechos agonizaban los últimos instantes de su vida. Me les acerque a su lecho de muerte.

-lo siento amigos, lo siento mucho! En verdad!
-no te preocupes! Ahora, acaba con nosotros, no nos dejes asi! Danos una muerte decorosa, pero promete, tienes que vengar nuestra muerte!!! Y asegura que nos recuerden en el futuro, que nuestra existencia no haya sido en vano! Despídete de los nuestros! Adiós mundo cruel! Adiós vida!  Ahhhhh! Ahhhhh! Sentimos frió…mucho frió….ahhhh….

Con un último aliento, cerraron sus pequeños ojitos y se difuntearon en mi platito.

Me jure a mi mismo que su muerte no sería en vano. Tome sus restos y me los comí, despacio, deleitándome con su sabor! Tan ricos! Sentí como sus cuerpos se transformaban en alimento, en sustancias nutritivas. Con mi lechita ayude a los restos de mis amigos a descender dentro de mi cuerpo para transformarlos. En la recamara las caderas de mi mujer me esperaban mientras mis pequeños amigos se transformaban lentamente en energía, que llenaba mi sangre del don de la vida! Mis amigos, ya convertidos en partículas con fuerza nuclear, empezaron a recorrer mi torrente sanguíneo, adhiriéndose a los miles de millones de células que recorren mi cuerpo, listos para invadir los músculos y saltar a la acción, formándose un enorme y formidable ejercito listo para luchar por la causa!!! Ahí los vi, en la imagen de mi mente, a mis pancitos repartidos entre miles y miles y miles de pequeños soldaditos formados en líneas que se perdían en el horizonte, armados hasta los dientes, listos y gritando todos al unisonó, VENGANZA!!!!!  VENGANZA!!!!  VENGANZA!!!!


Con este grito de guerra abanderando mis pasos y exaltando todos mis sentidos, me fui a la recamara, listo y armado, a vengar la muerte de mis pancitos…

Fin