jueves, 9 de febrero de 2012

EL REGRESO DE JESUS CRISTO




El Regreso de Jesus Cristo


Un cuentito de Leo Mondragón

Les voy a contar algo que me paso el otro día, algo bien raro y espeluznante. Sé que no me lo van a creer porque fue algo bien cabron me cae, pero aun así, se los voy a contar.

Ahí les va el chisme.

El otro día, me fui bien tempranito a pescar a Barra Vieja. Allá voy, con mi caña de pescar y mi cajita llena de la parafernalia propia de mi oficio. Sin embargo y aun cuando traía menesteres de pesca de ultima generación, esa mañana no estaban mordiendo ni madres los peces. No había nada. Lo único que estaban picando esa mañana eran los moscos, que mordían como Dobermans. Ay desgraciados! Nomás espantaba uno y se dejaban venir otros diez! Pues ahí me tienen que entre lanzando líneas y espantándome los moscos se me fue toda la puta mañana y me dio el medio día. Me sentía asoleado, con sed, hambre, y aparte un poquito encabronado porque me chingaron los mosquitos y no agarre ni un solo pescado puñetero. Dije entre mi, pues ni modo, hay días así, sin suerte en la pesca, y para compensar la mañana pensé en irme allá donde Beto Godoy y refinarme un delicioso caldo de camarón con sus respectivas frías, para que se me quitara lo muino y silenciarme las tripas, que ya me estaban haciendo ruido en la panza.


Estaba recogiendo mis cosas,  cuando de repente escuche algo extraño que venía del cielo, un ruido estrepitoso que cimbro la tierra.  Sorprendido, vi como las olas del mar se aplacaban, muy despacio. Alcé la vista al cielo y clarito vi como al sol se le empezaron como a arrimar nubes, y a través de las nubes se filtraba una luz  como de color rosita claro y rojo carmesí, esa luz cambio los colores de la tierra, del mar, y de todo. Vi mis manos y mí alrededor y sentí como si estuviera dentro de una calcomanía, de esas que traen los Submarinos Marínela, de muchos colorcitos, pues todo se veía bien marciano. Todo se veía bien raro. Yo no sabia ni que pensar ni que hacer, pues que haces en un caso así? En eso, escuche otro sonido que venia del cielo. Era el sonido de trompetas. Muchas, muchas trompetas.

Por un sicótico instante y en mi infinita ignorancia, me pareció que iba a haber una tocada de la “Arrolladora Banda Limón”. Deseche ese pensamiento cuando vi que las nubes alrededor del sol se abrían, como si una mano enorme las estuviera separando. El resplandor del sol me hizo voltear hacia el mar.  Me di cuenta que el mar estaba en completa quietud, ya no había olas. En este punto fue que me empecé a espantar. Y más me dio miedo cuando vi que de entre las nubes alrededor del sol, empezó a haber movimiento, un movimiento enorme de nubes revoloteando que bajaban hacia la tierra. A medida que se acercaban, vi que entre las nubes venían hombres corriendo o volando, algo así, hombres bajando del cielo! ´Pa su madre! Ahora si empecé a sudar en serio! Estoy alucinando, pensé, esos pinches mosquitos me pegaron algo! Sentí ganas de correr pero algo me mantuvo ahí, nomas viendo. Se fueron acercando, más y más, el trompeteo se hizo más fuerte. Pude distinguir que los hombres venían volando, pues tenían alas. Si, alas! No como mariposas, ni como zopilotes, eran alas como de gavilán, bien grandotas! No manches!

No podía moverme, pues esa vista era a la vez hermosa y espeluznante. Los seres alados se acercaban más a la tierra, y de repente me di cuenta de algo que casi me hizo cagarme de miedo. Venían hacia mí. Toda la flota de alados venían derechito hacia mi playa. Ora si temía por mi pellejo, por lo que hice lo mas cuerdo que una persona puede hacer en mi situación. Avente todas mis cosas a la chingada y me pele corriendo. Nomas no solté mi caña, pues me había salido bien cara y me dolió el codo dejarla. Allá voy corre y corre, volteando para ver si esos gueyes aun seguían avanzando. Pues ahí venían los canijos. Le apreté el paso, empecé a oír como el aleteo de estos cuates se empezó a escuchar más, y más, y más cercas. Finalmente me alcanzaron, sentí el trompeteo y el aleteo atrasito de mí en mi espalda casi tocándome la nuca, y me di cuenta que ya no tenía caso correr. Desacelere mi paso, y decidí enfrentármeles. Un triste pescador contra toda una banda de seres alados.

Cuando volteo, los hombres alados venían descendiendo como en espiral y de frente, el fuerte golpeteo de sus alas levanto el polvo de la arena mientras iban desacelerando su paso. Una vez en la playa, empezaron a caminar pesadamente hacia mí. Era como un ejército, un ejército alado de miles de cabrones, me di cuenta que llevaban ropas como en una peli que vi, una de troyanos o griegos, algo así, y venían bien armados con lanzas bien grandotas y espadas rete brillosas. Por otro sicótico instante pensé que esto era una producción holiwudense y que estaban filmando una peli en la playa. Pero no. Serán sicarios? Pensé. Pero no, no vi ningún cuerno de chivo. Secuestradores? Nah, no se veían nacos. En cualquier caso, sabía que no tenían buenas intenciones, y sabía que me venían a chingar.

Esto lo confirme cuando uno de ellos, el que venía hasta enfrente y estaba requeté bonito, me grito “Arrodillate!”. A pesar de que me estaba cagando de miedo, no me gusto el tono de su voz. Ahí fue cuando me salió el barrio y le dije al guey “Chale puto, ni que estuvieras tan bueno!” El tipo se me quedo viendo re feo. Pude ver que era joven, rubio, y estaba super macizo, de seguro era yuppie y sus jefes le pagaron años de gym. El tipo traía una espada más grande que los demás, por lo que supuse que era el líder. Alzo su super espada y me grito otra vez “Arrodillate!” “Nel guey!” le dije, “no me hinco ante nadie!” Yo muy bravo pero por dentro me estaba cagando ´pa dentro de miedo y en silencio. Pero no deje que esta plebe me tratara de humillar, antes muerto que deshonrar el barrio! “Y además!”  le grite, “tú y tu pinche ejercito de maripositas me la pelan!”

Le hice una seña vulgar con la mano como frotando algo grande y grueso. Esto fue el acabose. Vi como toda la bola de aladitos desenfundaron sus espadas y se les pusieron los ojos bien rojos, como si se hubieran fumado dos watos de la mera buena. Sus espadas resplandecían con los rayos ultravioletas del sol. Era un espectáculo que daba miedo!  Sabía que me iban a descuartizar pero no baje la casta. Me les pare enfrente como gallito de pelea, flasheando mi caña de pescar ´pa que vieran los ñeros que también yo estaba armado. El que supuse que era el líder de ellos se acerco a mi, con horror vi que mientras se acercaba, su espada se hacía más grande. Media como dos metros! Dos metros de puro acero resplandeciente en color carmesí! Pero me le medí al guey y supe que antes que me partiera a la mitad, por lo menos le acomodaba un par de putazos. A huevo! No me iba a dejar vencer así! Por lo menos le pateaba los huevos antes de morir. Mientras se acercaba, su flota empezó a canturrear “Muerte al humano, muerte al humano!” Chale! miles de voces canturreando pidiendo mi muerte! El tipo alzo su espada alto en el aire mientras se acerco mas a mí, en posición de ataque, yo me le medí, alce mi caña de pescar para acomodarle un vergazo antes de que me destripara, muy dentro sabía que no tenia oportunidad contra este ñero, recé mi último rezo y cerré los ojos ´pal madrazo cuando de repente, una voz fuerte silencio a todos.

“Gabriel, alto!”

Yo escuche esta voz,  inmediatamente abrí los ojos y vi que entre los seres alados venia caminando un tipo, sencillo, con rostro agradable, de mediana estatura, con barbita de candado, de piel muy blanca y pelo muy, muy  negro, con túnica blanca, muy blanca.

En eso, mi mente se aclaro y todo hizo como un click, de repente  supe lo que estaba sucediendo. Las nubes carmesí, el sonido de trompetas, los seres alados, las espadas, el guey este mamado con espada de dos metros a punto de partirme en dos que se llamaba Gabriel…Gabriel, como el Arcángel Gabriel…el tipo con cara muy amable y voz muy fuerte…
No me quedo otra más que pensar que la voz era de Jesús, de Jesús Cristo, y que este era su ejército de ángeles armados.
Y además, que este era su regreso.

Fin de primera parte.
Continuara…