martes, 17 de mayo de 2011

YO CUBANO


"Yo Cubano" fotografia digital, propiedad del autor


Hoy no voy a platicar de cuanto te amo, ni de cuanto te extraño, ni de todo lo bello que eres en mi vida. No voy a recitarte poemas bonitos, ni a contarte cuentos fantásticos, ni a platicarte de pinturas que recién pinte.

Hoy simplemente voy a platicarte, que cuando desperté hoy en la mañana, me dio por ser Cubano.

Si, Cubano.

No me preguntes de donde me salió esta onda, mi vida de por si es más que preguntosa. Solo déjame platicarte como me fue hoy, con esta nueva tontería.

Mientras me bañaba temprano en la mañana, se me fue formando la idea y la visión de cómo saldría a la calle vestido. Entre el shampoo y la talladera del cuerpo, ya tenía en mente lo que iba a vestir. Salí del baño, me afeite, me seque, y me dispuse a escoger mi atuendo. Pantalones de algodón de color hueso claro, playera negra, mocasines cafes, una chaqueta de color amarillo claro. Ah! y mi sombrero de paja. Mi inseparable sombrero de paja. Ya no sé si lo uso para esconder mis canas, o simplemente porque se ve chido. Que importa, lo uso y ya. Mientras me vestía, estaba pensando en tu reacción si me vieras vistiéndome como Cubano, no manches! Te botarías de la risa! Pero conste que no voy a escribir acerca de ti ni de mis sentimientos hacia ti. Ni de cuanto te recuerdo en cada una de estas locuras que vivo todos los santos días de mi vida. Hoy te platicare del yo Cubano.

Salí de casa canturreando una cancioncita del Compae Segundo. Pero sabes, me faltaba algo. En el camino al trabajo pase rápido al Sanborn´s a comprarme uno de esos puros grandotes. “Te Amo” decía el puro. Sin querer me acorde de ti. Entre esas dos palabritas diminutas escritas en el envoltorio del puro estaba tu nombre en la imagen de mi mente como un anuncio enorme y luminoso en letras rojas. Lo encendí y sentí el calor de tu amor envolverme como el humo del exquisito cigarro! Pero no voy a platicar de ti, ni a recordarte, ni siquiera en esta delicia.

Seguí mi camino. Al llegar al trabajo, el primero que me vio fue el portero. Clarito vi como se rio a carcajadas al verme. Chinga tu madre, le dije silenciosamente en silencio y sin que me escuchara, pinche portero vago, cual es el pedo? Uno llega diferente al trabajo y ya lo mal-ven! Ni modo, sin importarme, metí el auto al estacionamiento, me baje, me alise la chaqueta amarilla clara, y me dispuse a entrar a mi oficina.

En la oficina, la secretaria estaba en una llamada cuando me vio. “Permítame un momento…” le dijo a la persona al otro lado de la línea. “Licenciado, que guapo!” me dijo a mí. Lo sabia! Esta mujer siempre me dice cosas bonitas. Ella tiene tu sonrisa, a veces. Cuando sonríe me recuerda a las fotos sonrientes que me has enviado que te toman junto al mar. Quien sabe quién te las toma…bueno, si lo sé. En esos viajes a los cuales yo no voy ni estoy invitado. Pero no voy a hablar de ti. Ella me ofrece un café y me acerca un cenicero para mi puro. No se debe de fumar en la oficina, pero que carajos, es mi día de Cubano, que más da!

Mientras-tomo-mi-café-tu-sonrisa-junto-al-mar-que-no-fue-fotografiada-por-mi-camara-me-atormenta-un-par-de-segundos. Me-deshace-mi-corazón.

Respiro hondo, no me queda otra más que proseguir. Decido ya no pensar en ti por el momento. Y durante todo el día, en atender a mis clientes se van mis horas, entre llamada y llamada y problema con problema, ahí estas tu en mis recuerdos, en mi mente, en mi vida, acompañando mis labores, mis ventas, mis alegrías y mis desventuras. Todo mi día Cubano lo ocupas tu en mi mente. Entran los jefes de otras oficinas, a saludarme, me dicen cosas de mi atuendo cubano, yo les miento la madre por dentro, a algunos, a otros no. El jefe insiste a que apague mi puro, pero me vale y sigo saboreando el humo.

De repente dan las 7 de la noche. Es hora de ir a casa. En el camino, todas las mujeres en la calle, en los autos, en los restaurants, en los bares que paso, en los micros, en las paradas de autobuses, todas las turistas caminando hacia sus hoteles, todas tienen tu rostro. Como si todo este hermoso mundo fueras tu. Tu amor, solo tú! Solo tu.

Llego a casa, veo que no hay nadie, me quito mi sombrero y mi atuendo Cubano. La tarde cae sigilosamente por mi ventana. Siempre me sorprende así. Es una ladrona. Odio las tardes. Siempre las he odiado. Más que nada porque llega la oscuridad y ya no te puedo ver en los rostros de la gente que pasa porque es lo único que tengo de ti y mi única ancla al mundo real. Verte en los demás. Verte y saber que estas ahí! Las tardes vienen y te llevan a no sé dónde. Putas tardes, las odio!

Mi casa esta oscura y silenciosa.

El yo Cubano muere junto con el sol…