viernes, 2 de abril de 2021

El Último Día Que Te Volvería A Ver


El otro día anunciaste con bombas y platillos que hoy sería el último día en que yo te volvería a ver. La invitación la lanzaste a través de todos los medios conocidos de publicación, por internet, spots en la tele, la radio, e-mails, cartas personalizadas, la deep web y hasta salió en las noticias de las 7. Mi invitación llegó por un mensaje directo en Twitter donde me informabas que estaba invitado a tu fiesta del ultimo dia en que yo te viera y me pedías apoyo para atender a los invitados. Querías que los atendiera sirviendo bebidas y ofreciendo canapés. O sea, de mesero. Mesero!

No recuerdo haber sentido nunca tanto dolor. Aparte de que sería la última vez que te vería, tendría que hacerlo repartiendo bocadillos. Pero respondí que lo haría con gusto porque amo verte a pesar de cualquier circunstancia y a pesar de que sería la última vez.

Me presenté al salon el dia indicado listo para el trabajo vistiendo un smoking negro y zapatos de charol bien brillositos. En la cocina me dieron mi charola llena de aperitivos y me dispuse a ofrecer entre los invitados. Toda la alta aristocracia estaba ahí, la crème de la crème mundial que existe y existió. Miembros condecorados del grandioso Imperio Otomano, el Faraón Amenosis III con todo su séquito de aduladores, la máxima deidad Mexica Tuitzilopochtli y sus 88 cortesanas, altas figuras del Parlamento Inglés, el Rey Felipe IV de España escoltado por dos galgos, Luis XIV, el Rey Sol, montando un bellísimo andaluz, muchísimos cantantes de rock y por supuesto que vi a Carlos Gardel entre el honorable.

Tu andabas danzando entre la gente, saludando, riendo, platicando, celebrando en grande el ultimo día en  que te volvería a ver. Pasaste junto a mi, me diste un beso y tomaste un canapé mientras tus largas piernas te llevaban flotando entre los invitados.

Mientras todos bebían y celebraban, yo me sentí cansado y baje a la playa a sentarme un ratito y admirar el mar. De repente escuche tu voz, me pediste que te tomara una foto mientras posabas coqueta. Luego te fuiste... solo volteaste un furtivo segundo para decirme adiós para siempre.

Y me quede solo ahí, viendo el mar.

El mar, el mar, el mar...todo cabe en el olvido infinito del mar. Lo único que no cabría es mi enorme tristeza de que nunca más volvería a verte.

Fin.

6 comentarios:

  1. Awwwwwwnnnn.
    Leo, tienes esa magia para explotar la imaginación con estos relatos. Imaginé a todo mundo, incluyendo a la TuitziDeidá y sus 88 domadoras...

    Excelente como siempre.

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  2. Estimada deidad, que escrito más sad justo para mí estado anímico

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